Albert amaneció enfermo, con fiebre, sudores fríos recorrían su cuerpo, causándole escalofríos. No había pasado una noche buena. Tuvo sueños extraños, varias decenas de druidas estaban congregados en un oscuro bosque, entonaban al Arish naks. En sus torsos brillaban alinelensias, algunas con una extraña tonalidad oscura y un siniestro brillo. También las ropas de esos druidas eran distintas. Normalmente eran blancas, estas eran negras, con capuchas para ocultar el rostro. Aquella situación le aterrorizaba, sin saber porqué. Un miedo irracional, producido por el tono de sus voces, las vestimentas, las alinelensias...
Despertó sobresaltado. Le costaba respirar y Sey Ha intentaba relajar su cuerpo desde dentro, aunque algo parecía impedírselo, su propia alma. Sey Ha estaba muy desconcertado, no sabía que hacer, y Albert parecía a punto de desmayarse. Intentó concentrar todas sus energías para desconectar la mente de Albert de ese miedo tan irracional, que provocaba una alteración de todo su cuerpo, célula a célula.
-Sey Ha, por... favor... -Casi no podía hablar, voz era un suspiro-. ¿Qué... está pas...ando?
-No lo sé, ha sido ese sueño, yo también lo vi...
Parecía que Albert mejoraba, su respiración se calmó un poco, y el ritmo de su corazón disminuyó.
-Albert, creo que debo contarte algo relacionado con ese sueño -El tono de Sey Ha no ayudaba-. Tiene relación directa con el círculo.
-¿Cómo? ¿Qué tiene que ver ese sueño?
-Mucho, Albert, por desgracia, tiene mucha importancia -Ahora su tono era frío, sin sentimiento...-.
"Ese sueño, no ha sido un sueño. Fue un echo que marcó el final de los druidas, junto con el ataque romano. Esos druidas, se pusieron al servicio de los emperadores de Roma durante algunos siglos, ofreciendo sus servicios para cazar a renegados. Gozaban de protección política y grandes riquezas. Fueron llamados por la congregación blanca, los druidas de Mers Kiash, los druidas oscuros. La congregación blanca, era la más importante en Europa, Alres tenía silla propia allí, dado su gran conocimiento del poder de la alinelensia. Como habrás visto, yo soy distinta a las de tu sueño. Esas eran alinelensias no puras, manchadas de sangre. No directamente, pero sí por lo sus actos. Desvelaban secretos muy importantes sobre las ubicaciones de varios bosques de reuniones de "los blancos", donde eran asesinados.
Esta sangría, fue la causante de que Alres decidiese salir de Los Alpes, solo con mi compañía. Durante el viaje, intentó transmitirme todo su poder, concentrarlo en mí, junto con su sabiduría y varios recuerdos que él creyó que serían de relevancia en un futuro, para protegerse. No, Albert, no se como murió Alres, ni dónde. Aunque si tengo sospechas, pero como verás, no tengo piernas, y dependo de alguien que se pueda comunicar conmigo para guiarle.
Como te decía, ese sueño, ese echo histórico en nuestra congregación, marcó el fin de nuestra era. Apenas eramos unos cientos en toda Europa, cuando antes, eramos varios cientos en cada país... Los Mers Kiash, destruyeron puntos de flujo de energías, desorientando todo nuestro trabajo de largos siglos. Asesinaron, destruyeron miles de alinelensias, aún sin dueños, o se apoderaron de ellas para volverlas impuras.
En la última congregación de los blancos, el anciano mayor,Negs Syk, decidió dar por concluida nuestra labor, forzosamente. Junto a los demás silares, los máximos representantes de cada región, empezaron a crear el círculo. Alres estaba entre ellos, y yo también, ya que se necesitaban las alinelensias de los silares para proteger el círculo y su poder. Pero el sello no pudo completarse, el círculo quedó semi-abierto. Nos descubrieron, mataron a un silar, junto al anciano, y a este lo hirieron. Alres repelió el ataque, ocultó al anciano en su refugio, y selló la entrada. No podía hacer más, y eso le frustraba. El anciano le dijo que él era ahora el único que podía completar el círculo, pero que debía hacerlo paso a paso, al no poder reunir la congregación de nuevo."
-Espera, ¿has dicho Negs Syk? ¿No es el primer druida conocido? -Este dato le desconcertó, pero le reavivó, respiraba con normalidad y su pulso era normal-.
-Si, por eso es el anciano de la congregación. Nadie sabe su edad.
-¿Quieres decir que Negs Syk podría tener cientos de años? -Solo esa posibilidad le hacía ponersele los pelos de gallina-.
-Alres, antes de dejarme por última vez, tenía mas de 300 años. Un druida, mientras siga ligado a un cometido, vivirá. Eso es lo que los Mers Kiash desconocían de Negs Syk y Alres, y por eso hoy, estás aquí para completar el círculo.
"Deja que siga contándote la historia.
Como te dije, si no podía reunir la congregación de nuevo, ¿qué debía hacer? Debía sellar parte por parte todo el resto del círculo, visitando o dejando sellos como el que tu encontraste, que completarían el círculo.
Alres no paraba nunca en el mismo sitio, pero ya estaba cansado de andar, y decidió llevarnos al lugar donde nos encontraste. Allí hizo varios sellos, y llamó mediante sus golondrinas a los integrantes que quedaban del círculo. por desgracia, faltaba el silar que murió junto al anciano, así que Alres selló su parte con la alinelensia de este. Desgraciadamente, las cosas no salieron demasiado bien, al desprenderse de mí, parte de su poder se quedó conmigo, y el sello no logró salir perfecto. Alres quedó maltrecho, una brecha en su alma le impedía seguir viviendo como persona, así que creo el último sello, el que tu has abierto. En él, me dejo a mi. Usó sus últimas fuerzas en este sello, y talló la golondrina del reverso, a modo marca, para que el elegido, supiese que era el último. Esperé durante años. Incluso varias guerras y búsquedas de oro. Pero por suerte, Alres hizo conmigo un sello perfecto. Antes de morir, creo la llave en mi también, la llave que abrió los canales en la roca. Esa figura que tanto te asombró el día que nos descubriste, no es más que Alres, en agua. Introdujo su ser en esa piedra, para asegurarse de que el último llegase algún día, por eso escuchaste esos chasquidos, esa piedra al caer. Por eso, te sentiste atraído por ese lugar. Alres me dijo, antes de desaparecer para siempre, que el elegido sería el, que volvería al volver a cruzar la puerta. Dijo algo más, algo que no pude recordar hasta que vi tu sueño. El último Mers Kiash murió, ese era el momento de que Alres volviese. Sin embargo, él dijo que le reconocería, que sabría que era él, porque solo Alres, o quien el destinase, podría abrir el sello.
Te he sondeado día tras día, mientras dormías, pero no he encontrado en ti un ápice del poder de Alres, ni un rastro de su ser, es como si tú fueses otro druida distinto, cosa imposible. Sin embargo, tienes poderes, puedes hablar conmigo, mover objetos, abriste el sello... Por eso al principio creí que eras Alres, pero ahora, pierdo la esperanza... Aunque tengo la certeza de que tú eres el que cerrará el círculo, por todo lo que te dije antes. Y siento decírtelo, pero creo que la aparición de Shel Enha no ha sido una mera casualidad. Una chica, la golondrina en su hombro, y esa extraña sensación que sentí al verla a través de ti. Me resultó conocida, pero no encuentro un porqué..." -Sus últimas palabras sonaron tristes y apagadas-.
-Sey Ha, se que te parecerá extraño que sea yo el que te lo diga, después de todas las discusiones que hemos tenido, pero creo que tienes razón. Desde que vi a Helena, siento algo distinto en mí, una conexión con ella. Y esa mirada... no se porqué, pero tiene algo en ella, que parece contener cientos de años de experiencia, de vivencias de todo tipo... Y también noto algo distinto en mi mente, otra percepción, no se como explicarlo, pero creo que es algo que te impide llegar a sondear una parte de mi -Albert no podía haber pensado nunca que él diría todo aquello-.
-Si, es muy extraño que me lo digas precisamente tú, golondrina silvestre -Era la primera broma que hacia Sey Ha-. Pero bueno, bajemos a comer, y recuerda tu cita de esta noche... Debemos intentar sacarla de la roca, y comprobaremos si Helena o Shel Enha, tienen algo que aportar a todo esto...
Albert sintió por primera vez, como Sey Ha se introducía en su cuerpo, intentando observar lo que él hacía desde dentro, hasta que poco a poco, sintió que volvía a la piedra.
-Pequeño, es cierto lo que decías, no puedo acceder a todo tu ser...
martes, 9 de junio de 2009
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